El "Chavismo Reflexivo" en la disyuntiva actual (diciembre de 2015)
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Récord histórico de las elecciones 2006: 63% respalda a Chávez. El Barrio bajó a votar por unanimidad. |
lo escribimos nosotros,“Y es que el destino no está escrito,
a nosotros nos toca el destino escribir,
aunque la vida este dura,
y el gobierno la empeore
a nosotros nos toca decidir”
Tego Calderon
Cuando, después de los resultados del 2006 signados por la
confrontación y el golpismo opositor, los paros económicos, petroleros e
institucionales, el Chavismo llegara a
su máxima potencia porcentual (63%) representados en más de 7 millones de votos,
nadie imaginó que a pocos meses
asistiríamos a la primera derrota
electoral del chavismo. Y que dicha
derrota no se producía por un crecimiento opositor, sector que mantuvo el mismo
número de votos (4.300.000) sino producto de que más de 3 milllones de
chavistas no se movilizaran a votar.
Lo cierto es que el chavismo se recuperó. Nunca alcanzó ese máximo porcentual, pero al menos una buena
parte de esos tres millones de abstencionistas del 2007 volvió a apoyar al “proceso”
en comicios posteriores. Esa es una “masa electoral” que seguramente, cuando
menos, ha crecido a partir de la Guerra Económica. Sin entrar en los que han
venido mutando y votando en contra como en 2013. Nos referimos a los
potenciales abstencionistas chavistas,
que vienen del marco de interpelación
popular y que pueden decidir,
amparados o no en razones políticas, no asistir a votar.
Ese Chavismo, potencialmente abstencionista, potencialmente votante,
pero siempre chavista, vive una disyuntiva. No es un chavismo que se deje
manipular por maquinaria alguna, le resbala el chantaje, los slogans, las
campañas ideotizantes. Es un CHAVISMO REFLEXIVO porque toma sus propias
decisiones de manera autónoma. No podemos llamarlo “light” o “blando” porque
suele ser más radical en sus demandas y exigencias. Reconoce a sus grandes enemigos
externos que quieren nuestro petróleo y nuestro país y sus aliados venezolanos compuestos por burguesía y oposición política.
Pero por otro lado, se resiente de una diversidad de enemigos internos
compuestos por todo el andamiaje de “poderes fácticos” estructurados para
imponer un “Estado capataz”: digamos que una “burocracia parasitaria” que
viene paralizando las transformaciones
sociales planteadas: Cadivi, policía asesina y matraquera, políticos caraetablas
y desconectados de la realidad, Guardia nacional con alto nivel de
descomposición, militares que juegan monopolio con el país mientras avanza la
escasez. Ese grupo de poder fáctico que, independientemente de su posición
política, la oposición llama interesadamente
“el chavismo” y que preferimos llamar Oficialismo. El chavismo reflexivo ante ese grupo de poder
fáctico razona: “No, en mi nombre”.
La disyuntiva de esos millones de venezolanos que
políticamente provienen del marco de interpelación chavista es si sostienen un
gobierno con el cual parecen perderse las posibilidades de interpelar y de
transformar la realidad, o si dejan de sostenerlo y lo miran disipar su poder político con lo cual se impondría un poder económico que no mide consecuencias
sociales. Ese chavismo no vota por la oposición, su enemiga natural, pero a pocos días de las
elecciones aún duda en apoyar a esos poderes fácticos que parecen haberse
tragado al Gobierno, incluso a pesar de los esfuerzos de Maduro.
Esos chavistas, abstencionistas potenciales, no están siendo
tomados en cuenta por el discurso
oficial, ni la maquinaria, ni el partido, ni los políticos. La campaña
electoral del 2015 pretende solo entusiasmar al voto “durísimo” del chavismo
pero no a los “reflexivos”. Está diseñada desde la “maquinolatría”, una fe
ciega en la maquinaria, la cual ciertamente ayuda pero no sabemos si de manera definitiva. Ese porcentaje de electores atiende más a la razón y a la racionalidad
política que a estados de ánimo impulsados por campañas electorales.
La mayoría de ese
chavismo nació políticamente en la era de Chávez y no vivieron el
neoliberalismo, no posee dispositivos que
le impulsen a pensar lo que pasaría si el poder económico termina de tomar el
poder político . La centralidad de las dudas esgrimidas por ese grupo se
relacionan con las pocas certezas sobre el futuro cercano en las cosas más
imprescindibles como alimentos y medicinas y ninguna de las partes de la
campaña y los discursos de los candidatos atiende esas cuestiones centrales, y
cuando lo hace lo empeora como eso de que “las colas son sabrosas” o “los que hacen colas son bachaqueros” o “en 2
meses acabamos con las colas” o “siembren acetaminofén”. No hay, en las miles
de horas de discursos televisados, una propuesta concreta y seria, un plan para salir de la crisis y parece que ni
oposición ni gobierno tengan la capacidad para diseñarlo.
Sin embargo, hay sectores políticos en el chavismo que aún
tienen legitimidad para explicar las consecuencias sociales del triunfo del
poder económico sobre el poder político. Muchos de los chavistas reflexivos pueden
no reconocer lo que significa la privatización de las escuelas, liceos y
universidades. El programa de alimentación escolar (PAE) es la parte delgada de
la soga y que su fin cantado empujaría a miles de niños a las calles. Habría que reconocer que es el modelo político
chavista el que permite que mucha gente tenga acceso a recursos públicos, que tengan trabajo. O lo que puede implicar la
privatización de PDVSA. La eliminación de productos subsidiados ciertamente
acabará con las colas pero traerá hambruna en los sectores más pobres. Digamos
que ese chavismo dejó de recibir datos concretos, números y tablas que Chávez
siempre promocionaba. Ese chavismo no ha recibido un plan concreto y concretable sobre cómo
salir de la crisis actual. Ese chavismo está saliendo del marco de interpelación
porque al no poder interpelar al liderazgo sencillamente ya no puede ser
interpelado.
Pero por sobre todas las cosas ese chavismo necesita y deben
ofrecérsele espacios para que pueda expresar
que no le dará un voto irreflexivo al Oficialismo, sino que demanda firmemente
que nos reapropiemos, que retomemos la
idea de la Transformación de la sociedad actual sostenida por enemigos externos
e internos y que pongamos como punto
central la superación de la crisis económica. Esa es la mejor campaña que pueda llevarlos a votar y defender en las
urnas la Revolución que él mismo hizo. Hay que darles la palabra.
Quedará de parte de la dirección política, que aún puede
sacudirse al Oficialismo arropante, producir discursos políticos, hegemónicos,
entendidos éstos como reconocer la importancia del "Chavismo Reflexivo" y comprobar así
que aprendieron, de Chávez, saber
reconquistarlo.
Soy ese Chavista reflexivo que describes, y el tiempo de los discursos se acabó para mi hace meses atrás, las acciones son las que pueden hacerme cambiar de opinión, para el 6D ya mi decisión esta tomada..... Ni Gob corrupto, ni dinosaurios de derecha, NO A LA Polarización!!!
ResponderEliminarY esa burda manipulación de que si no voto por el "chavismo" (si entre comillas, para mi este Gob no tiene nada de Chavista y menos de socialista) la opo nos va a poder era a comer #€&=@ no es válida..... El Gob y si mediocridad creo esta situación, de manera que si se pierde esta oportunidad... Es por su mediocridad y la burocracia y corrupción que dejaron implantar que se devoró el estado y la oportunidad de socialismo real y Chavista, a mi no me vengan con esa manipulación también "mediocre".
Buen artículo..... 90% de acuerdo