CHAVISMO. Esbozo de un sujeto político.

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jovenes chavistas un día de revuelta.

  El chavismo es el sacudón intelectual más importante que ha vivido la sociedad venezolana desde la Guerra Federal.  Cuando emergió como identidad, 3 años después del 27 de febrero, se convirtió en un dispositivo de interpelación de la Sociedad toda, del pueblo al líder y viceversa. Se trasmitió viralmente en las mentes que habitan un territorio algo más grande que el país.
 Su emergencia como sujeto hiperactivó a su oponente “natural”, ese complejo de poder económico- mediático- religioso  que popularmente se nombra “sifrinaje”, como campo de producción de élite, quien reaccionó frente a la interpelación del chavismo “patologizando”,  tratándolo como “enfermedad”, como “populismo”, “demagogia”, “ignorancia”. El chavismo dotó de sentido a partidarios y detractores.
El chavismo es la reemergencia del bloque de poder popular compuesto por los grupos en lucha contra la exclusión y el coloniaje. Son los mismos grupos que lucharon en la colonia pero en un nuevo escenario especialmente urbano. Es el barrio el espacio privilegiado del chavismo como sujeto político.
Es el sujeto de cambio de un período de la historia venezolana y su conocimiento permitirá discernir sobre la capacidad de maniobra de los representantes del Gobierno y la oposición y las formas como ejercer realmente poder y obtener legitimidad y producir transformación social.
Es curioso que el chavismo no se haya convertido en “objeto de estudio” de intelectuales, académicos y cientistas sociales, de políticos de izquierda o derecha ni de analistas políticos. Todos ubican la cuestión política en las cosas “buenas” o “malas” de la dirigencia Oficial, en el cumplimiento o desapego de modelos universalistas unos más “colonialistas”, otros más “críticos”, pero siempre desde la impronta europea. Muy pocos visualizan o caracterizan el sujeto particular y localizable que ha emergido en las últimas dos décadas en Venezuela.
Consideramos que el Chavismo establece una ruptura histórica pero a su vez representa un continuum étnico-político en tanto no se produce por el consumo de una nueva literatura ni de eso que los políticos llaman “concientización” o “despertar de un pueblo” sino que nace del mismo “humus político” de los grupos étnicos que desde la colonia han luchado por su territorio, su posicionamiento y por la socialización de las riquezas.
Así lo explica, desde la lógica norteamericana y conservadora, el intelectual republicano David Frum en su artículo  Venezuela: ¿abandonará el Chavismo?: “nadie había sido mejor vocero de los resentimientos y anhelos de sus clases subordinadas que Hugo Chávez. En una nación cuya élite históricamente parecía europea, el rostro de Chávez proclamaba su ascendencia indígena y esclavos africanos. Él bromeaba, se enfurecía, le concedía favores a los barrios y se hizo enemigo de las tradicionales clases altas” (http://mexico.cnn.com/opinion/2014/02/18/opinion-venezuela-abandonara-el-chavismo)
el pueblo interpela al líder

 El chavismo es sujeto que nace históricamente cuando el Líder irrumpe interpelando  el acumulado popular posterior al 27 de febrero que ya había proclamado virulentamente la crisis del Imaginario Político y la inviabilidad del modelo liberal. Así, la “formación cultural” en tanto “visión-de-mundo” va produciendo una nueva dimensión política cargada de acontecimientos sociales y simbólicos que hay que analizar como ruptura tempo-histórica pero también como continuum étnico-político. Es ruptura de la línea de continuidad moderna del modelo universalista europeo de supremacía de los valores liberales y burgueses. Ante esto, el Chavismo presenta postulados disímiles a los de la modernidad occidental y a la ideología liberal dominante.
El chavismo será entonces un sujeto político-popular que va mucho más allá de quienes lo representan y lo gestionan. El chavismo no es estrictamente el trabajador del Estado ni el oficialista que gobierna. El chavismo es la amalgama de los sectores populares que después del abstencionismo y la antipolítica de los 90 decidió saltar al escenario político para reclamar y empujar un proceso de transformación social radical. Sentirá apego por sus voceros y representantes en la medida que estos logren cumplir con las expectativas generadas por las políticas de inclusión y transformación social pautadas por Chávez.
Es en esa “formación cultural” desde donde se produce una nueva “mediación” con la política o una nueva “cultura política” que pone en primer orden el “empoderamiento de lo popular” como campo de articulación significante de los grupos, clases y etnias provenientes del “mundo popular”. Comprender al Chavismo implica comprender el sujeto político en tanto agente de producción de una visión-de-mundo que se ha desplazado históricamente en la constitución de sujetos populares que confrontan la visión elitesca y colonizante. El chavismo es un sujeto político en el sentido de que, a pesar de toda su diversidad interna, su procedencia común y su trama étnica, su posición de clase es similar para todo el sujeto y mantiene presencia activa de manera fundamental en la franja popular mientras que en las capas medias y altas lo que opera es la patologización del sujeto chavista y en ninguna circunstancia apoyo a los cambios sociales propuestos. Vemos que en aquellos barrios y parroquias donde viven y votan los sectores populares el apoyo será mayoritario como el caso las parroquias Antímano, Macarao, San Agustín, para poner ejemplos caraqueños, ocupadas en su casi totalidad por barrios “autoconstruidos” y migraciones de pueblos afro e indígenas, obreros y campesinos,  donde la votación superará el 70% a favor de Chávez y el chavismo en todas las elecciones desde 1998 hasta la última de 2013. Todo lo contrario de aquellas parroquias “urbanizadas” y de clase media-alta,  como Chacao y el Cafetal donde viven en su mayoría ciudadanos “blancos” venezolanos o extranjeros europeos donde la votación en contra de Chávez e independientemente del candidato opositor ronda el 80% en todas las elecciones.  El tema de clase y de procedencia étnica es un condicionante, quizá el primordial, de la afinidad política. Por ello,   la estricta proporcionalidad de la relación voto y clase social. La urbanización de mayor nivel socioeconómico será más antichavista porcentualmente mientras que a medida que el barrio sea más excluido, con menos riquezas, con menor atención estatal  entonces será más chavista electoralmente hablando.  Otro ejemplo clave lo representa la votación en las parroquias Wayuú de un estado de tanto poder opositor como el estado Zulia.  En las parroquias la Sierrita, Tamare, Guajira y Las Parcelas donde la votación chavista llegó a 78% o en la parroquia Donaldo García en Perijá donde el voto chavista llega al 86%. Así en los pueblos negros de Barlovento, en un estado también controlado por la oposición, el apoyo a Chávez rondó igualmente el 70% en el 2012.
El chavismo no se ha acabado ni por el secuestro ni la muerte del líder
 Esta comparación no busca en absoluto una lectura de “razas” o “racista”, busca es identificar bien donde se ubica, donde mora, donde vive y hace política el sujeto en cuestión. Aquí no hablamos de purismo racial, menos en la compleja realidad  venezolana,  pero si de procedencia étnica para delimitar donde se produce el sujeto y donde se produce el anti-sujeto y para visualizar que el “mestizaje” aunque transformó cada grupo no eliminó, como lo comprueba el sociólogo opositor Briceño-León, las relaciones de poder interétnicas en tanto el “poder blanco” decidió no relacionarse masivamente en el proceso de  “mestizaje” y aún en la actualidad se caracteriza por ser “vengorosamente racista” como dice en la investigación sobre Clases e Individuos en Venezuela. Los resultados electorales en territorios específicos producen “datos”  que permiten sacar sentido a la confrontación política desde los territorios sociales que la llevan a cabo.
El Chavismo es un movimiento eminentemente popular y fundamentalmente urbano. Como sujeto que produce acontecimientos, rebeliones, levantamientos y triunfos electorales proviene de un posicionamiento común: las raíces culturales,  de clase, procedencia y gusto de los sectores populares que producen cultura al margen de la “cultura oficial”, lejos de la academia, lejos de la profesionalización, contrario a la “Alta cultura” y que han quedado, por su propia decisión o como consecuancia del desarrollo capitalista, históricamente excluidos del Estado y de la sociedad “urbanizada” siendo importante consumidor de cultura popular e industria cultural. El chavismo es la popularización de la política en los comienzos del siglo XXI. 
13-abril 2002: el pueblo rodea las bases militares y consigue su apoyo.
 Chavismo y ciudad: 
El barrio como lo “urbano” no “urbanizado”  es el espacio privilegiado del chavismo. El ámbito de constitución y lucha del chavismo no es tanto la fábrica ni los espacios laborales como exigía el paradigma de la Modernidad. El espacio real de emergencia chavista es el Hábitat como lugar de vida y producción cultural. Por eso la posición de lucha del chavismo es el Barrio (y los caseríos rurales que cada día  se asemejan más al barrio). La organización interna en ellos será el horizonte constante del chavismo y hacer respetar  su lógica sobre la “ciudad urbanizada” será el fundamento de su pelea por la inclusión. 
Es así como irrumpen en la política algunos de los actores que se articulan en el macrosujeto chavista y que provienen del barrio o del caserío: las mujeres del barrio, los trabajadores a destajo, los militares, los motorizados, los buhoneros, los pobladores del barrio, los consejos comunales, los malandros que visualizó Chávez en la campaña del Otro Beta;  además de sujetos más tradicionales como el obrero y el trabajador quienes ocupan  “bajas categorías” en los espacios laborales privados y públicos, es decir los más explotados. Por su puesto también los campesinos e indígenas del campo y la ciudad. Es en todos estos espacios donde se concentra la votación más alta para el chavismo y es desde allí donde se han producido las revueltas más significativas así como su capacidad organizativa. 
Los sujetos criminalizados son el catalizador del chavismo.


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