CAPRILES-RADONSKI Entre el linaje virtual y las taras ideológicas del mantuanaje nacional.


¿Por qué un complejo familiar como el Capriles-Radonski ha decidido tomar el poder? ¿Este candidato opositor es parte de un proyecto de empoderamiento de las oligarquías familiares venezolanas o es un acto reflejo de un hogar burgués con miedo a ser definitivamente desplazado? En definitiva ¿Qué lleva  al mantuanaje a quitarle a los adecos la operatividad política? ¿tendrán futuro en el escenario social actual?
La burguesía de la que hablamos, denominada mantuanaje en el imaginario venezolano, mantiene desde la colonia un sistema de casta o más precisamente, un sistema de “Familias Autoreferenciales” cuyos apellidos dan cuenta del status económico, nunca cultural o político, logrado: Mendoza, Phellps, Zuloaga, Machado, Capriles, Zinng. Más los recién llegados Cisneros. Estas familias, provenientes en su mayoría del poder extranjero colonial, han heredado, sin mucha virtud, el poder económico y mantienen un régimen cerrado por medio de matrimonios intrafamiliares. Esta oligarquía, a diferencia de la mayoría de países latinoamericanos, ha sido históricamente apartada del poder político y se ha conformado con el poder económico detentado en ministerios de Hacienda y Finanzas. Su riqueza se ha mantenido y acrecentado fuera del trabajo productivo y cerca del la importación parasitaria a la renta petrolera. Mantienen poca vinculación con la estructura del Estado, el Ejército, la Industria  y sus actividades centrales han sido el acaparamiento de terrenos urbanos y rurales, la importación de bienes que arrasan cualquier intento de industrialización nacional y la distribución de los recursos nacionales básicos como el agua y la electricidad.
Estas familias, a quienes les resultó lucrativo el pacto con la partidocracia tradicional, han decidido en estas elecciones prescindir de ella y lanzarse a su cuenta y riesgo una candidatura propia. Si ganan se llevaran el Botín completo, si pierden habrán roto las cadenas de intermediación con el poder político sustentado en la popularización que lograron los adecos del voto.  A partir de esta decisión ocultaron en esta campaña los gritos histéricos de la rebelión de élites del 2002 y han comenzado a hacer política, inhibiendo los insultos de clase e invisibilizando su base real de apoyo (el Este caraqueño, el Norte valenciano) para intentar crecer en estratos y sujetos explotados y excluidos por estas mismas familias.
 Y es aquí donde las siglas tienen dueño: el proyecto Primera Justicia ha articulado desde la hasta la familia Capriles, acumulando el financiamiento de Phellps , Zuloaga y los Mendoza de Leopoldo López, el solicitado Zinng, junto a la conexión con el poder  judío internacional que representa el apellido Radonski.
Este partido ha atemperado la altísima soberbia de los ricos y les ha hecho comprender que para ganar se requiere no fotografiarse en plena campaña con las élites sino que deben tirársela de populares, de “cheveres”, jóvenes, frescos, que van al barrio y tienen programas televisivos para decirle a los pobladores barriales (a quines ahora no pueden llamar públicamente “cerrúos”, “tierrúos”, “indios” y “negros”)  como dirimir sus conflictos, ahora se disfrazan de jugadores de basquet, fumadores de mariguana (como se ha promocionado Julio Borges) y finalmente dan giras por pueblos para llevar su mensaje de “evolución”. Habría que agradecerles nos dicen entrelíneas.
Pero siempre de día. Como dice Herrara Luque, los mantuanos no se quedan de noche en los pueblos porque ” la noche iguala”. Si durante el día van imponiendo paros patronales, compañías Guipuzcoana, desconoces resultados electorales, esclavizando negros, robándose las mejores tierras y usando la construcción de viviendas, la distribución de comida y la prestación de servicios como la electricidad  como negocio especulativo, no productivo, sino parasitario;  acaparando alimentos, cobrando en los cines Radonski 100 lucas la entrada,  en fin como lo reconocía el mismo Zuloaga, (el de la Compañía Guipuzcoana, dueños eternos de la electricidad, dueños de Globovisión y de millones de hectáreas urbanas y rurales): “especulando” y “dando fuentes de empleo”.
Primero Justicia es el primer proyecto  mantuano de este siglo que se erige como popular para poder entrar en la política venezolana, históricamente signada, a diferencia de Colombia, Chile y otros países de AL, por el voto popular. Primero Justicia viene a popularizar la política para las oligarquías que deben entender que con la “aristocracia en el corazón” no basta para tener poder sino que hay que llevar la “democracia en la boca”. Las viejas del Este, durante esta campaña, no podrán ni tocar cacerolas, puesto que eso devela el origen de clase el programa de la MUD.  Los jóvenes nazis no podrán mandar a “comer alfombras” porque eso da cuenta del racismo que los preña. El Hombre estructuralmente escuálido no podrá decir improperios en la TV porque los pobres se darán cuenta y no les darán el voto.  Primero Justicia les ha dicho: cállense que yo resuelvo.
Primero Justicia entonces, es la vuelta de la “rancia oligarquía” a la política, pero de mano de sus bisnietos, tan pillos como gafos, pretendientes del patrimonio europeo en Venezuela, donde abunda el caricareo, lo que indica que  hay que saber hablar con los pobres, o malandros, o tukis, depende como se sientan más ofendidos; aunque en auditorio nos hablen del crisol de razas, del mestizaje y de que aquí no hay racismo: (por eso las cárceles están repletas de catires y las piscinas de los club privados están rellenos de negros y wayús). Ellos han reconocido que si no se meten en la política y se dan coñazos y agarran real por paquetes, van a terminar saliendo ya no solo de la vida política en la que están excluidos desde hace 60 años, sino que serán expulsados de la vida económica porque hay relación brutal entre el auge del chavismo y los que se van del país por miedo a algún caribe sin control. Los mantuanos vienen a defender las riquezas históricamente malhabidas, los chavistas a destruir el sistema interfamiliar mantuano. El 7-0 no es sino un episodio más de los vividos desde 1492. Ojala sin sangre como toda nuestra historia.

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